Gustos y costumbres
Siempre café pero ¿cómo lo tomamos por ahí?
A los fans de Minimoka nos gusta tomar el café en casa. Pero, como somos cafeteros, si estamos fuera, no nos vamos a quedar sin él. Entonces, ¿cómo lo pedimos?, ¿intentamos que nos lo preparen según nuestras costumbres?, ¿nos adaptamos a las formas del lugar?
Si habéis tenido la suerte de salir de viaje en estos días de Semana Santa seguro que os habréis encontrado en alguna cafetería de cualquier rincón de nuestra geografía pensando en cómo pedir vuestro café. Si no, seguro que ha habido otras ocasiones muy parecidas.
Pongamos que en casa te tomas un cortado, largo de café, con la leche desnatada, no muy caliente, y endulzado con sacarina. ¿Te atreves a pedirlo igual? Y si lo haces, ¿el resultado será el que esperas?
Más allá de este ejemplo, que casi podríamos calificar como extremo… un momento, ¿extremo? Hay otras formas “extremas” que hay quien, incluso, las recopila y las publica en su blog, con “trabajo de campo” y todo, como es el caso de Omar Magrini. Y hay quien, por aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”, crea su propia infografía para ilustrar tamaña diversidad, que acompaña, eso sí, de unos introductorios comentarios en lo que su autor, Copépodo, ha titulado como Café para todos.
Lo cierto es que más de uno nos hemos sorprendido, al margen ya de nuestros gustos, con las peculiares tipologías de café que podemos encontrar por ahí. En Málaga, por ejemplo, encontraremos ocho maneras básicas de pedir, o servir, un café.
Solo, cortado, con leche, carajillo, bombón, leche y leche, del tiempo, barraquito… son otras formas de pedir el café por la geografía patria, ampliamente explicadas en su blog por el equipo de Directo al paladar, donde también dedican espacio a hablar de costumbres sobre el espresso en Italia, con unas pinceladas europeas y del resto del mundo, algunas realmente impronunciables para nosotros.
Nos reservamos para el final esas variedades, más bien típicas de zonas rurales y amantes del buen yantar, donde, al pedir un café con leche, lo primero que te preguntan, especialmente si es por la mañana, si lo quieres “de desayuno” o normal, entendiendo por el primero un café con leche en el que puedes hacerte unos largos, o sumergir un cruasán enterito y que parezca una isla.
Y, en clara contraposición, esos lugares donde pides un cortado y te ponen tres gotas de leche bien contadas como si no quisieran alterar tu control de “alcoholemia láctea”.
En fin, mil formas diferentes de darle forma a uno de esos placeres que tanto nos gusta, tomarnos un café a nuestro aire. Y tú, ¿qué anécdotas tienes sobre cafés tomados por ahí?